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Transferencias Instantáneas
25 de septiembre de 2024
La importancia de los sistemas de pago en una economía moderna y digital
El proceso de digitalización y los avances tecnológicos están transformando los sistemas de pago a nivel mundial. Los sistemas de pago son esenciales para la economía moderna y son infraestructuras estratégicas para la soberanía financiera de los países.
La creciente irrupción de cambios tecnológicos que se viene observando en la sociedad durante los últimos años junto con el imparable proceso de digitalización de la economía son fenómenos que están impulsando cambios de enorme relevancia en los sistemas de pago en todo el mundo.
La puesta en marcha de los servicios de pagos instantáneos entre cuentas en muchos países de todo el mundo es una de las respuestas más exitosas a estas nuevas demandas de los clientes digitales, que han pasado a exigir instantaneidad, una gran experiencia de usuario, disponibilidad de sus fondos cualquier momento del día, cualquier día de la semana y la posibilidad de acceder desde cualquier dispositivo móvil para realizar cualquier transacción económica o proceso bancario.
Estas tendencias hacia la digitalización y la instantaneidad se han visto aceleradas por el cambio de hábitos de los agentes económicos tras la pandemia y han provocado una reducción generalizada en el uso del efectivo y su sustitución por instrumentos como los pagos instantáneos entre cuentas, el uso cada vez más generalizado de monederos electrónicos y tarjetas de pago o nuevas formas de dinero digital.
Los sistemas de pago son un elemento estructural clave de una economía desarrollada y moderna, al llevar a cabo una función absolutamente esencial: procesar y liquidar las transacciones de ciudadanos, empresas y administraciones públicas, garantizando el buen funcionamiento de la economía al ofrecer seguridad y confianza al tráfico mercantil, a la vez que facilitan el buen fin de las transacciones financieras, el comercio y la actividad económica.
Contar con un sistema de pagos eficiente e innovador resulta un elemento estructural de enorme importancia para preservar la competitividad de una economía moderna y digital. Varios estudios señalan que los sistemas de pago de un país pueden suponer introducir mejoras como el uso intensivo de instrumentos de pago digitales e instantáneos, la sustitución de instrumentos físicos como el efectivo y los cheques, así como el procesamiento eficiente de los pagos puede añadir varias décimas al crecimiento de un país.
Los sistemas de pago minoristas ofrecen también indicadores esenciales y prácticamente en tiempo real, sobre la estabilidad financiera de las entidades, ya que permiten detectar si se registran salidas inusuales o masivas de fondos de sus clientes, así como el inicio de problemas de confianza o iliquidez en las entidades. Resultan igualmente claves para controlar el riesgo sistémico que se podría producir si el incumplimiento de las obligaciones de pago por parte de un participante en el sistema pudiese provocar que otra entidad, que en principio no tenía problemas de liquidez o solvencia, se vea imposibilitada para cumplir con sus propias obligaciones de pago.
Además, los sistemas de pago tienen una indudable influencia en una variable tan importante para la política monetaria como es la velocidad de circulación del dinero.
Por un lado, los sistemas de pago facilitan los procesos de compensación de las operaciones que permiten procesar múltiples transacciones con un uso reducido de liquidez para las entidades. Adicionalmente, la introducción de los sistemas de pagos instantáneos entre cuentas permite que los pagos se puedan liquidar y abonar en las cuentas beneficiarias en cuestión de segundos, dejando los fondos disponibles instantáneamente para realizar nuevas operaciones, lo que facilita que se puedan realizar muchas más transacciones por unidad de tiempo todos los días del año, lo que incrementa considerablemente la velocidad de circulación del dinero.
Finalmente, los sistemas de pago se han convertido en los últimos años en un asunto de índole estratégico de primer orden, debido a su importancia para garantizar la independencia y la soberanía financiera de un país o de un área monetaria, sin necesidad de depender de los servicios de instituciones, proveedores o plataformas situadas en terceros países. La valiosa información sobre ciudadanos y empresas que se puede obtener de las transacciones procesadas en los sistemas de pagos, la llamativa dependencia del sistema financiero europeo de unas muy pocas marcas internacionales de tarjetas o el inmenso poder que pueden alcanzar las grandes compañías tecnológicas mundiales crecientemente interesadas en la información que se deriva de los pagos, justifica que las autoridades políticas y económicas en Europa hayan tomado creciente conciencia de la importancia geoestratégica que tiene el procesamiento de los pagos para la protección de los usuarios de los pagos o la soberanía económica, financiera y monetaria de un país o área monetaria.
Por todas estas razones, los sistemas de pagos están sometidos a una estricta vigilancia por parte de los bancos centrales que tienen como una de sus funciones fundamentales la de promover su buen funcionamiento.
El impulso generalizado de los pagos instantáneos entre cuentas facilita la innovación y la competencia en los servicios de pago, resulta ideal para dar respuesta a la mayoría de los casos de uso, y, adicionalmente, es una de las vías más prometedoras para poder mejorar el procesamiento de los pagos internacionales multidivisa en términos de velocidad, coste, transparencia y acceso.
El uso de los pagos instantáneos entre cuentas está desdibujando las fronteras entre los tradicionales silos que se venían utilizando por los distintos tipos de pagos (mayoristas, minoristas, con tarjetas e internacionales), puesto que la gran mayoría de los casos de uso en el ámbito de los pagos podrían canalizarse a través de estos nuevos raíles interbancarios, que, utilizando la última tecnología de procesamiento y liquidación disponible, permiten hacer llegar los fondos entre cuentas corrientes en escasos segundos, en cualquier momento del día y todos los días del año, de manera que el beneficiario de la operación pueda disponer en su cuenta del dinero de forma instantánea y con la seguridad que ofrece que las transacciones sean firmes e irrevocables.
La introducción de los pagos instantáneos entre cuentas supone, en definitiva, acabar con el concepto de que los pagos están “en camino”, ya que todos los pasos que hay que realizar para completar un pago en un sistema de pagos (iniciación del pago, procesamiento, validación, enrutamiento, abono al beneficiario, confirmación a los intervinientes y liquidación interbancaria) se realizan prácticamente en tiempo real.
Aprovechando sus indudables ventajas, los pagos instantáneos están atrayendo el procesamiento, no sólo de operaciones que ya se procesaban tradicionalmente en los sistemas pagos minoristas, sino también de muchas otras que se realizaban en efectivo o a través de los sistemas de pago mayoristas, las operaciones de tarjetas o los pagos internacionales en divisas. El uso de los pagos instantáneos para estos casos de uso, algunos aún por explorar, permiten aventurar un cambio de paradigma en los sistemas de pago, que podrán ofrecer todo tipo de soluciones innovadoras basadas en los pagos instantáneos entre cuentas para distintos casos de uso y ofreciendo la mejor experiencia de uso a los clientes finales.
El caso español es un claro ejemplo del potencial de los pagos instantáneos entre cuentas. Gracias a la decisión del sector bancario español de adoptar la tecnología de transferencias instantáneas desde el inicio del proyecto europeo, se está produciendo una rápida migración desde las transferencias tradicionales hacia las instantáneas, impulsada además por casos de gran éxito como Bizum.
En cuanto a los pagos mayoristas, también se pueden obtener importantes ventajas si se procesan a través de las transferencias instantáneas, ya que la disponibilidad de los sistemas mayoristas tradicionales suele es de 11 horas al día, 5 días a la semana frente al 24x7 de los pagos instantáneos; a la vez que su coste variable por operación supera con mucho al de una transferencia instantánea. La limitación a 100.000 euros por transacción que, por el momento, opera en el esquema europeo de las transferencias inmediatas hace que no se haya producido hasta la fecha una migración significativa desde los sistemas mayoristas de pago hacia los sistemas de pagos instantáneos.
Por último, las transferencias instantáneas también pueden utilizarse de manera habitual para facilitar los pagos internacionales multidivisa. En este ámbito, las iniciativas más relevantes provienen de organismos internacionales como el G-20, el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB) o el Banco de Pagos Internacionales (BIS) que están impulsando
una modernización global de estos pagos internacionales que actualmente se consideran lentos, caros, poco transparentes y no disponibles para todo tipo de clientes. Los objetivos para mejorar pagos internacionales multidivisa antes del año 2027 se han recogido en una hoja de ruta del FSB que plantea retos concretos en términos de velocidad, coste, acceso y transparencia. Para lograr todos estos objetivos, la solución más prometedora del sistema financiero es la de impulsar la interoperabilidad entre los sistemas de pagos instantáneos entre cuentas que funcionan en diferentes áreas geográficas y monetarias, lo que permitiría un solapamiento 24x7 de la operativa y facilitaría un procesamiento mucho más rápido, barato, transparente y accesible de las operaciones internacionales multidivisa.
El uso generalizado del estándar de pagos ISO 20022 por parte de los sistemas de pago instantáneos entre cuentas que operan en todo el mundo es un factor que facilita enormemente su posible interoperabilidad y la comunicación de las operaciones entre distintos procesadores.
El enorme éxito de sistemas de pagos instantáneos como PIX en Brasil o UPI en India, que en pocos años desde su lanzamiento ya procesan cientos de millones de operaciones diarias y han desplazado el uso del efectivo y las tarjetas en sus países, da idea de las enormes posibilidades de este instrumento de pago para facilitar los pagos en la economía, aumentando la inclusión financiera de los ciudadanos, permitiendo crear una alternativa digital al efectivo o a las tarjetas de pago y, dentro de unos años, facilitando también los movimientos de fondos internacionales, incluso cuando se requiere un cambio de divisa.
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